Preguntas Frecuentes

por Jack Fleming

N° 227


¿Está bien afirmar que todo se paga acá en la tierra?


RESPUESTA


Cada cual tiene la libertad y puede afirmar lo que mejor le parezca, pero otra cosa muy distinta es asegurar que eso es conforme a lo que Dios ha dicho. No voy a entrar en polémicas sobre teorías humanas y dichos populares que no tienen ningún asidero en la infalible Palabra de Dios.

Me limitaré a contestar esta pregunta bajo el prisma de la revelación divina que hayamos en las Sagradas Escrituras. La Biblia es muy clara para aseverar que existe un castigo eterno, y por otro lado anuncia una ley divina que el Gran Legislador del universo ha establecido:

Gal 6:7 "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".

Comienza con una solemne advertencia: "Dios no puede ser burlado". Es decir, nadie escapará del justo juicio divino. Añade: "todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Y hemos de tener presente que la cosecha siempre es mayor que lo que se ha sembrado.

Durante toda nuestra vida terrenal estamos sembrando con nuestra conducta, nuestros hechos, actos y todo lo inherente a la vida cotidiana; hasta por toda palabra ociosa habremos de dar cuenta. Si sembramos injustica, eso mismo cosecharemos, los mismo sucederá si sembramos odio, rencor, amor, prudencia, prestancia, etc.

Posiblemente en esto se basa el dicho popular que dice que la vida es una rueda, porque muchas veces hemos sido testigos por ejemplo, de hijos que abandonaron a sus padres en su vejez, posteriormente ellos fueron abandonados por sus propios hijos, porque ese fue el modelo que traspasaron a la siguiente generación.

Pero no siempre es así, porque cada cual habrá conocido casos de personas que fueron unos truhanes toda su vida y aparentemente murieron felices. Por este motivo la advertencia divina es que Dios no puede ser burlado, si en este mundo lograron eludir la justicia de los hombres, en la eternidad no tendrán la misma suerte.

El libro de Eclesiastes entrega abundante revelación sobre este tema, pero siempre hemos de tener presente que la frase clave para la correcta interpretación de este hermoso libro, es de lo que ocurre y se ve: "debajo del sol", expresión que se repite 31 veces, para que nadie le otorgue otro sentido de lo que se está diciendo, que es según el concepto del hombre común, de lo que él puede apreciar con sus cinco sentidos desde este mundo, y que no es precisamente lo que sucederá en la eternidad.

Ecc 8:10 "Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.
Ecc 8:14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad".

Podrán escapar los perversos del juicio de sus actos en este mundo, pero finalmente Dios no puede ser burlado, y en la eternidad tendrán su merecida sentencia a perpetuidad por parte del Juez justo.

Por este motivo es contrario a la enseñanza de la Biblia ese dicho popular que dice: "todo se paga acá en la tierra".

También es importante saber distinguir, especialmente por parte de los creyentes, la enorme diferencia que existe entre (1) el juicio de Dios, (2) la disciplina del Señor y (3) la cosecha.

1.- El juicio de Dios. El creyente que realmente ha nacido de nuevo, no tiene juicio pendiente por ningún pecado, porque Dios perdonó judicialmente todos sus pecados. Col 2:13 "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos TODOS los pecados".

2.- La disciplina del Señor. Dios al que ama disciplina y no permitirá que continúe pecando indefinidamente en la misma falta.
Heb 12:5 "Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Heb 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo".

1Co 11:32 "somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo".

Inclusive aquí en 1 Cor. 11, la Palabra de Dios dice que el Señor tuvo que quitarles la vida y llevarlos a Su presencia como un acto de misericordia, para que no continuaran acumulando pecados y desprestigiando la iglesia.

Aunque hemos de reconocer que fue un proceder más riguroso que Dios dispuso en esos tiempos, como un medio para cuidar a la iglesia que estaba naciendo.

Hoy lo que más prevalece es la realidad que estamos en el día de la gracia, de lo contrario muchas iglesias estarían vacías y sin pastores.

3.- La cosecha. Esto es parte de la ley divina que dispuso el Gran Legislador: "todo lo que el hombre sembrare, eso también segará". Aquí hemos de ser honestos para no continuar con la hipocresía de seguir culpando a Satanás o a que Dios los está probando.

Una alegoría que en una oportunidad leí, creo que grafica muy bien esta falsedad: "Satanás lloraba amargamente cuando un ángel pasó y le preguntó: ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? A lo que Lucifer contestó: Lloro por todos los pecados que los hombres me culpan y que yo nunca he cometido".

Otra hipocresía muy recurrente en los cristianos de hoy, es culpar a Dios. Dicen con la mejor cara de santidad que pueden lograr, que los males que enfrentan son porque "Dios los está probando".

Jamás reconocen que es producto de lo que ellos mismos han sembrado. Cuando alguien es despedido de su trabajo por ser un irresponsable y mal trabajador, se atreven a decir que la culpa no es de ellos, sino del Señor que los está "probando".

Si tienen un problema familiar, nunca se debe a que ellos son unos gruñones y faltos de interés con los problemas de su esposa y sus hijos, siempre se debe a que "Dios los está probando". Algunos han llegado al extremo de decirme que Dios les está mostrando otra mujer para rehacer sus vidas.

Esta insolencia e irreverencia no es nueva, comenzó en el Jardín del Edén el mismo día que el hombre pecó. Cuando Dios llamó al hombre para darle la oportunidad de arrepentirse, lo encontró escondido detrás de los arbustos y cubierto con hojas de higuera y con la mayor osadía culpa al Creador de su pecado: Gen 3:12 "Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí".

Está culpando a Dios, porque está diciendo: "si Tú no me hubieras dado esa mujer, yo no habría pecado". Qué cobardía más irreverente, pretender culpar al Santo de los santos por su pecado, no tener la decencia de reconocer su propia falta.

Y así continúa actuando el hombre en su pecado hasta el día de hoy, no son capaces de reconocer sus faltas y que los males que enfrentan son consecuencia de lo que ellos mismos han sembrado. Eso es cosecha, y lo único que podemos hacer, es pedir al Señor que nos dé mano firme para cosechar dignamente lo que hemos sembrado.



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