
por Jack Fleming
N° 18
¿Está bien "reclamarle" a Dios?
RESPUESTA
En el cielo no existe un "Departamento de Reclamos" porque todo lo
que
Dios nos da es bueno, nada viene fallado o en una cantidad menor. Por
ejemplo, si un empleador nos contrata por 2 mil dólares mensuales y
luego
decide pagarnos 3 mil. ¿Qué vamos a reclamar?
En las grandes tiendas siempre existe un departamento de reclamos,
porque
algunos artículos que venden pueden salir fallados. Pero en cambio,
todo lo
que Dios nos otorga, siempre es perfecto y mucho más de lo que
merecemos.
¿Qué podríamos reclamarle a Dios? ¿Algo que pensamos que él haya
olvidado?
Los que hablan así, son los que no conocen al Dios de la Biblia, y
enseñan a sus congregaciones que hay que reclamarle, exigirle a Dios.
¿Nos
damos cuenta de la insolencia de esa práctica irreverente? ¿Qué sus
criaturas le exijan y reclamen al Rey Soberano y Todopoderoso?
Aún los querubines y serafines se cubren ante Su presencia y se
dirigen a
Él con mucho temor y reverencia. ¿Cuánto más debería hacerlo una
criatura
tan inferior como el hombre?
Mientras mayor es nuestro conocimiento de Dios, más temor reverente
nos
inundará, hasta el punto que nos costará emitir palabra alguna cuando
llegamos a tener conciencia que estamos en Su presencia. Y lo primero
que
nuestros labios se atreverán a pronunciar, serán palabras de gratitud
por
las muchas misericordias inmerecidas que hemos recibido, y luego buscar
su
perdón por nuestras múltiples faltas.
En la parábola del fariseo y el publicano el Señor se refiere a esa
actitud arrogante del religioso que no conoce a Dios. Lc.18: 11-14 "el
fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo". Notamos que no oraba al
Señor,
sino a sí mismo, y solo exponía presumidatemente las cosas "buenas"
que
él creía haber hecho.
La actitud del publicano fue muy diferente: "estando lejos, no
quería ni
aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
Dios,
sé propicio a mí, pecador". Jesús dijo: "Os digo que éste descendió a
su
casa justificado antes que el otro".
La enseñanza de la Biblia es: 2Cr. 7: 14 "si se humillare mi
pueblo,
sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren y buscaren mi rostro, y
se
convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos".
Ecl.5: 1-2 "Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie;
y
acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios;
porque
no saben que hacen mal. No te des prisa con tu boca, ni tu
corazón
se apresure a proferir palabra delante de Dios". Esta actitud que Dios
quiere en Su casa, difiere radicalmente de muchas iglesias que
solamente
estimulan la carnalidad de los saltos, contorneos del cuerpo y gritos.
Dios dice: "Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie y no te
des
prisa con tu boca. A él le agrada la reverencia del silencio y la
quietud de
la adoración de María (la hna. de Marta). Esa será la que nadie nos
podrá
quitar. Dios se manifestó a Elías, y le mostró que no estaba en el
viento
recio, ni en el terremoto, ni en el fuego; sino en el silbo apacible y
delicado.
El verdadero hijo de Dios, porque conoce de Su infinita grandeza y
majestad, jamás le exigirá o reclamará a Su Señor, menos aún en medio
del
griterío y el desorden, porque está plenamente conciente que siempre le
ha
dado mucho más de lo que merece.
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