Preguntas Frecuentes

por Jack Fleming

Nº 111

¿Cuando nace un niño, debemos presentarlo en la iglesia?

RESPUESTA

Creo necesario hacer primeramente un breve recuento histórico.
La iglesia evangélica, cuyos principios descansan únicamente en la Palabra de Dios, sabe perfectamente que el bautismo de infantes es una práctica contraria a la enseñanza de la Biblia.

La palabra bautizar es un extranjerismo del griego incorporado a nuestro idioma. Significa simplemente: zambullir, sumergir, inmergir, hundir en agua.

Se encuentra ochenta veces en el Nuevo Testamento y nunca se emplea otro vocablo para denotar este acto. Es una práctica que caracteriza a los cristianos y tiene su origen en el mandamiento que recibieron del Señor los primeros creyentes.

El Señor Jesucristo antes de subir al cielo encomendó a los suyos lo siguiente: Mt.28:18/20 "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, BAUTIZÁNDOLOS en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado".

¿Qué requisitos ha de cumplir previamente una persona para ser bautizada?

Dios es concluyente en Su Palabra para responder esta interrogante. Ha de creer en su corazón que el Señor Jesucristo es su único y suficiente Salvador personal.

Este requisito inhabilita el bautismo de los infantes, quienes obviamente no están capacitados para creer en el Señor Jesucristo. Además, como cristianos debemos seguir el ejemplo que nuestro Señor nos dejara, Él se bautizó cuando era adulto, no cuando era niño.

Algunos ejemplos bíblicos que se registran para nuestra enseñanza:

Mt.3: 16 "Y Jesús, después que fue bautizado, SUBIÓ luego del agua".

Hch.8:36/38 (Felipe bautiza al eunuco) "¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: SI CREES DE TODO CORAZÓN, BIEN PUEDES. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro, y DESCENDIERON AMBOS AL AGUA, Felipe y el eunuco, y le bautizó".

Hch.2:41 (Pedro predicó el evangelio a una gran multitud el día de Pentecostés) "LOS QUE RECIBIERON SU PALABRA fueron bautizados".

Hch.8:12 "Pero CUANDO CREYERON a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, SE BAUTIZARON hombres y mujeres".

El bautismo es un testimonio público de nuestra fe en el Señor Jesucristo. Declaramos al ser sumergidos en el agua, que morimos para el mundo y cuando emergemos manifestamos que resucitamos con Cristo. Es una identificación con la muerte y resurrección de nuestro Salvador.

Esa fue la sana costumbre que acompañó a la iglesia que se mantuvo apegada a los principios bíblicos. Pero cuando vino la avalancha de personas que procedían del romanismo, durante la Reforma del siglo XVI, muchos de ellos trajeron credos fuertemente arraigados por la superstición religiosa con que Roma ató sus dogmas. Y es la norma que ha caracterizado a los romanistas que han abandonado esa iglesia en los siglos posteriores.

Fue así como en algunas iglesias evangélicas, durante los últimos siglos de nuestra Era, para llenar ese vacío y temor supersticioso de esos nuevos miembros, han incluido otro rito que ha venido a sustituir en alguna manera ese bautismo de infantes.

Aunque el rito con los infantes es diferente, de todas maneras ha servido para satisfacer ese temor religioso que heredaron de la iglesia romana, que los niños al nacer deben recibir alguna ceremonia religiosa para estar bien con Dios, lo cual, los que leemos la Biblia sabemos perfectamente que es falso, porque el Señor fue muy enfático para asegurar que de los niños es el reino de los cielos, sin distinción alguna.

Cuando la Biblia hace referencia a presentar a los niños en el templo, debemos precisar dos cosas. Primero, que ese templo que hace mención es el templo judío. Segundo, que esto se hacía en cumplimiento a lo ordenado por Dios en la ley de Moisés para los judíos. La iglesia no está bajo la ley, sino bajo la Gracia.

Dios mandó en la ley que cuando naciera un niño, debía ser circuncidado al octavo día de su nacimiento (Lv.12: 3). Y además en esa ceremonia se colocaba y oficializaba el nombre de la criatura, como leemos en el caso de Juan el Bautista (Lc.1: 59-60), y del mismo Señor Jesucristo (Lc.2: 21). Todo ese acto involucraba la "presentación en el templo" según la ley.

Su madre, para cumplir con el ritual de la purificación de la ley, debía presentar en el templo un animal en sacrificio (Lv.12: 6). Esto es lo que cumplió también María cuando dio a luz a Jesús. Lc.2: 21: 24 "Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuera concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos".

Por lo tanto, si usan ese argumento para presentar los niños en el "templo", también deberían exigir que las madres de esas criaturas traigan un animal para sacrificarlo en el templo, aunque el problema mayor es que hoy no existe el templo.

Pero para que nadie se deje confundir, el Espíritu Santo reitera solamente en este breve pasaje, tres veces que este acto de la presentación del niño en el templo, es conforme a la ley de Moisés. Llevaban a los niños para presentarlos en el templo, para circuncidarlos y ponerles el nombre, todo eso era conforme a la ley. Y como Jesús vino según la ley, para cumplir la ley, él mismo se sometió a todo ese ritual. Pero una vez que el Señor cumplió toda la ley, todo eso fue puesto de lado para dar lugar al nuevo pacto que hizo con la iglesia. Por este motivo ninguna iglesia del Nuevo Testamento registra una ceremonia como esa.

Cuando los defensores de esas iglesias complacientes que se han acomodado a los requerimientos de sus membresías, dejando la voluntad de Dios expresada en Su Palabra, ven que su interlocutor ha leído la Biblia y le cita estos pasajes, entonces con cierto apuro toman una concordancia para buscar otro pasaje. Y citan el caso cuando al Señor le traían los niños (Lc.18: 15) "Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron".

El sofismo de este argumento para defender esa ceremonia de presentar los niños en el templo, se desmorona rápidamente cuando analizamos el contexto del pasaje. Primero, porque no llevaban los niños al templo, sino que se trata de un encuentro en la calle. Segundo, que era para que Jesús los tocara. Y tercero, porque en esos tiempos, como fue hasta los años muy recientes, los niños no eran considerados como parte de la sociedad. Este mal desea corregir el Señor al reprender públicamente a sus propios discípulos, que también participaban de esa injusticia de despreciar a los niños apartándolos del Señor.

Hasta principios del siglo XIX los niños eran marginados en todos los países del mundo, la pedofilia no era condenada por la ley de los hombres, y a los huérfanos el único refugio que les otorgaba la sociedad, era las cárceles junto a los delincuentes.

En consecuencia, no existe fundamento ni justificación bíblica para realizar esa práctica reñida con la enseñanza de la Palabra de Dios de presentar los niños en el templo, porque en este mismo pasaje el Señor deja muy en claro que de los niños es el reino de los cielos, sin necesidad de ningún rito adicional. Cualquier otra cosa es añadidura humana.

Como vemos, ese ritual de "presentar los niños en el templo", tiene sus raíces en el romanismo y no en las Sagradas Escrituras. Por lo tanto no posee ningún valor ante Dios, y tanto los niños que son "presentados" como los que no son "presentados", indistintamente, de todos ellos es el reino de los cielos; no se preocupe si en su iglesia no quieren presentar al suyo por ser usted madre soltera.


NOTICIAS INTERNACIONALES

"Sólo cielo e infierno!
La Iglesia hará que el limbo desaparezca
Jueves 1 de diciembre de 2005
Agencias

Lo más seguro es que esta semana el limbo deje de existir. Con la firma de un documento el Vaticano terminará con aquel horrible lugar gris -donde no hay pena, pero tampoco gloria- con el que la Iglesia Católica asustó a millones de personas durante siglos. Se decía que los bebés que morían antes de ser bautizados se iban derecho a esta región intermedia entre el cielo y el infierno.

La iniciativa vino de Juan Pablo II, quien poco antes de morir pidió que se resolviera de "una manera más iluminada" el destino de los niños no bautizados. Y una comisión internacional de teólogos tomó la recomendación y sugirió que desde ahora los pequeños se fueran directo al cielo "gracias a la misericordia de Dios".

Comentario para meditar

¿Qué pasó con la infalibilidad papal? ¿Cómo pudieron equivocarse todos los papas de la historia en este asunto tan vital y que llevaba el sello de infalibilidad del Vaticano? ¿Qué explicación le pueden entregar a las millones de familias que a lo largo de la historia han sufrido desconsoladamente porque sus hijos que murieron sin ser bautizados por un cura, no pudieron ir al cielo?¿Tiene el papa poder para hacer desaparecer un lugar que ellos mismos dijeron que era eterno? ¿No es todo esto un insulto a la inteligencia humana?

Esto viene a demostrar, aún para los más fanáticos y obcecados, que ese atributo de la divinidad, no lo puede poseer ningún hombre en la tierra. El pretender que un hombre no se pueda equivocar, es blasfemia, únicamente Dios es perfecto (Infalible) y no se equivoca. No se puede revestir a un hombre con atributos divinos sin caer en pecado gravísimo. Esa arrogancia e insolencia, el tiempo se encarga de desmoronar.



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