Cantar de los Cantares

MENSAJE N°2

Por Jack Fleming

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Cant. 1: 9 - 2:1 "A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía. Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, tu cuello entre los collares. Zarcillo de oro te haremos, tachonados de plata.
Mientras el rey, estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor.
Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos.
Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi, es para mí mi amado.
He aquí que tú eres hermosa, amiga mía, he aquí eres bella; tus ojos son como palomas.
He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce, nuestro lecho es de flores.
Las vigas de nuestra casa son de cedro, y de ciprés los artesonados.
Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles".


"A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía".
Salomón era un gran admirador de los caballos, él fortaleció su ejército con una poderosa caballería.

El caballo llegó a ser algo muy preciado, su rapidez y movimientos estilizados, además de su belleza natural y gran fuerza, le hicieron objeto de admiración en ese tiempo.

Los caballos egipcios eran los que gozaban de mayor prestigio, e indudablemente el caballo del Faraón sería el mejor y más hermoso de todos, cuyo precio estaría absolutamente fuera del alcance de los súbditos de su reino.

A eso, lo mejor que se conocía en aquel tiempo, aquello que no tenía precio, es lo que él compara a su amada, lo que ninguna riqueza terrenal podría adquirir, porque sobrepasa en valor a todos los tesoros de este mundo.

Esta doncella sulamita, nació y se crió en Egipto, salió de esa tierra para venir al pueblo de Dios y casarse con el rey. Si Rut nos representa la iglesia gentil, cuanto más esta sulamita que habiendo salido literalmente desde Egipto, que en la Biblia representa el mundo, dejó esa tierra para contraer matrimonio con el rey; la iglesia fue sacada del mundo para comprometerse con el Rey de Reyes.

En el Nuevo Testamento, el Señor Jesucristo compara a su esposa, la iglesia, a una preciosa perla de gran precio. Eso es para él su amada, lo mejor y más precioso, aquello que ninguna riqueza terrenal puede comprar.

Aquí en nuestro pasaje de Cantares la llama: "Amiga mía". Cuan dichoso es el marido cuando ella no solamente es su esposa, sino que además su amiga; aquella compañera en quien puede confiar y también compartir sus sentimientos e inquietudes.

Luego él comienza a ensalzar su belleza, porque para él es muy hermosa, aunque gran parte de su hermosura ha sido añadida. Sus mejillas "entre los pendientes". Su cuello: "entre los collares". Y dice: "te haremos", la promesa es del Rey, pero al emplear el plural está describiendo la participación del Espíritu Santo en esta obra de hermosear a su esposa.

El oro nos habla de la gloria que le es añadida, y la plata de la expiación que ha sido objeto. Todo esto la hace codiciable y atractiva.

"Mientras el rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor". El reclinatorio que aquí hace referencia, es la mesa del rey Salomón; ellos se reclinaban sobre cojines para comer.

Bien sabemos de la abundancia que había diariamente a su mesa, 1Ry. 4: 22 "la provisión de Salomón para cada día, era de 30 coros de flor de harina, 60 coros de harina, 10 bueyes gordos, 20 bueyes de pasto y 100 ovejas, sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves gordas".

Nosotros para una cena especial de fin de año, hablamos de cocinar un pavo. Aquí se relata que todos los días del año había una enorme abundancia, bendecida con la presencia real. Se enumera dos clases de alimentos: Harina y carne.

La harina nos habla del grano de trigo que como el mismo Señor dijo: Primero debía morir para que desde las entrañas de la tierra brotara el trigo, el cual una vez triturado en el molino, surgiera la blancura y suavidad de la harina que nos habla de su Santidad y la ternura de su carácter.

La abundancia de la carne a su mesa, representa su obra y sacrificio expiatorio, que con opulencia y generosidad están presentes en su mesa, para que el creyente espiritual disfrute incondicionalmente del gozo pleno de esa obra bendita realizada con tanta generosidad.

"Mientras el rey estaba en su reclinatorio", denota el tiempo preciso cuando se participa de satisfacciones espirituales junto a él, que nuestro nardo exhala su fragancia. Estos son los momentos de verdadero gozo para el cristiano espiritual.

Cuando nos allegamos a la mesa del Rey, podemos disfrutar de la abundancia del alimento que llenará de gozo nuestro espíritu, y será entonces cuando nuestros corazones verterán el aroma delicado de nuestra adoración que agrada a él.

La misericordia del Señor ha provisto abundancia espiritual a su mesa, y es allí cuando nuestro nardo debe dar ese olor fragante que complace al Señor, porque Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad.

Tan solemnes son para él estos momentos, que nos advierte que si alguno come del pan o bebe de la copa indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.

Dios se agrada de esa adoración que se entrega en el Espíritu, en la quietud de su presencia, sin influencias externas manipuladas por el hombre."Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos".

Eso es Jesús para el hijo de Dios: "Mi amado", por quien su alma se aflige cuando no está con él. La mirra nos habla del amor doliente, cuando miramos hacia la cruz de Cristo, porque fue durante su agonía intensa que se le ofreció a beber vinagre mezclado con mirra.

La mirra es una planta silvestre con grandes espinas, era usada también en la elaboración del aceite aromático empleado en el tabernáculo para la unción del arca, el mobiliario, los utensilios, la unción de Aarón y los sacerdotes; todo lo cual tipificaba la persona bendita del Señor y su obra. Con justa razón se ganó el título de "el Ungido".

"Que reposa entre mis pechos". No existe una expresión más tierna de amor, que hacer reposar a nuestro amado o amada en nuestro pecho. Fue el lugar en que se recostó el discípulo amado en el aposento alto, sobre el pecho del Señor. Esta doncella dice que su amada reposa sobre su pecho.

En 1Ts.5:8 nos habla de la coraza del cristiano, que son la fe y el amor. La coraza era parte de la armadura que iba sobre el pecho, y es allí donde están la fe y el amor. Ella hace descansar a su amado entre sus pechos, sobre su fe y su amor.

"Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí mi amado".
La flor de alheña era usada por las doncellas para su adorno personal. Esto nos habla del deseo del creyente de ser vestido y adornado de Cristo.

En-gadi fue el lugar en el desierto en que se refugió David cuando huía de Saúl. Las flores de las parras están escondidas de la vista del observador superficial.

Todo esto nos indica que el deseo de la doncella era tener un encuentro privado, íntimo y personal con su amado. Este es el verdadero anhelo del cristiano por su Amado, busca esos momentos a solas con él.

Únicamente cuando estamos a solas con quien amamos, es que podremos escuchar de él esas cosas que nos agradan. Él le dice: "He aquí que tú eres hermosa, amiga mía, he aquí eres bella, tus ojos son como palomas". El amor nos hace ver con gran hermosura a quien amamos.

La alusión a sus ojos como palomas, nos indica que tienen una percepción espiritual que los hacen especialmente atractivos para él; toda ella es hermosa, externa e internamente. El Señor dijo que la lámpara del cuerpo es el ojo, así que si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz.

Ella le responde: "He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce, nuestro lecho es de flores". Él no solamente es hermoso, sino que también agradable en su intimidad.

Las flores son el lecho natural de las ovejas, acostarse en ellas es identificarse con las ovejas bajo el cuidado amoroso de su pastor; es como dice el Salmo 23 "En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará".

No existe una habitación más magnífica que la descrita aquí. Por lecho, las flores de la pradera, por techo el firmamento de Dios. Con justa razón dice el Salmo 150 "Alabad a Dios en su santuario, alabad en la magnificencia de su firmamento".

Luego de esta referencia a este santuario tan especial, dice: "Las vigas de nuestra casa son de cedro, y de ciprés los artesonados".

El cedro y el ciprés, fue la madera que se usó en la construcción del templo de Salomón; son árboles altos, fuertes y magníficos, su madera era muy preciada. Esto nos habla de la humanidad del Señor y de la cruz del Calvario, porque los cipreses se hallaban comúnmente en los cementerios.

Toda la iglesia, el edificio espiritual del Señor, está fortalecida y hermoseada con la cruz de Cristo. El lugar donde la doncella encuentra reposo, es el mismo que a Dios le agrada.



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